Opinion: Con Harris, aprovechemos el impulso que el trabajo climático ha tenido en los últimos años

Yassamin Ansari y Marcela Mulholland, Opinión

Ambas crecimos en lugares donde los impactos del cambio climático se sentían mucho antes de que supiéramos que había un término para este fenómeno. Apenas en los últimos meses, las temperaturas en Arizona, donde creció Yassamin, han batido todo tipo de récords mientras los huracanes Helene y Milton en Florida, donde nació Marcela, causaron estragos en comunidades costeras. Como jóvenes mujeres comprometidas en construir futuros sólidos para las comunidades de donde venimos, hemos pasado nuestras carreras luchando por una inversión más fuerte en el futuro energético de nuestra nación —Yassamin desde la ONU, luego en el Concejo Municipal de Phoenix, y posiblemente en el Congreso, y Marcela como organizadora del Movimiento Sunrise, luego en el Departamento de Energía Federal y ahora apoyando a empresas de eliminación de carbono que desarrollan infraestructura climática. No podemos permitirnos el lujo de retroceder en el progreso climático que hemos adelantado.

A lo largo de los últimos cuatro años, el gobierno federal ha dado pasos significativos hacia la transformación de nuestra economía energética por una que trabaje para las personas y el planeta. La vicepresidenta Kamala Harris con su voto rompió el empate para aprobar la Ley de Reducción de la Inflación (IRA por sus siglas en inglés), la inversión más grande para contrarrestar el cambio climático en la historia de EEUU y del mundo. Se espera que el IRA triplique los suministros nacionales de energía limpia, ayude a los estadounidenses a ahorrar $38 mil millones en facturas de electricidad y cientos de miles de empleos verdes. Nuestros estados encabezan la lista en los que más se ha invertido como parte del IRA: Arizona ($15.4 mil millones) y Florida ($17 mil millones). Y en ambos estados ya están cosechando los beneficios de estas inversiones.

Mucho antes del IRA, Harris ya tenía un robusto historial por defender a la clase trabajadora estadounidense y enfrentarse a corporaciones que contaminan nuestro aire y agua. Como fiscal general, Harris ganó por encima de $50 millones provenientes de acuerdos de conciliación con las más grandes compañías de petróleo y gas del mundo. Ella dirigió su oficina a investigar posibles violaciones criminales después de que una tubería de petróleo derramara miles de galones de crudo en el 2015, algo que le toca de cerca a Marcela quien vivía en la costa sur de la Florida cuando el derrame de petróleo del 2010 arruinó el medio de subsistencia de tanta gente a lo largo del estado.

Mientras que Phoenix experimenta temperaturas máximas diarias de 110 grados por primera vez en octubre, el expresidente Donald Trump ha duplicado su negación sobre el cambio climático al burlonamente prometer darle a la gente “más propiedad inmobiliaria frente al mar” —una proposición ominosa cuando las comunidades costeras en Florida están todavía recogiendo los estragos dejados por los huracanes Milton y Helene. Aún más, la agenda del Proyecto 2025 —de la cual se ha distanciado Trump pero cuyos autores mantienen vínculos con el ahora candidato republicano- eliminaría las oficinas de energía renovable del Departamento de Energía y destruiría la habilidad del gobierno de proteger nuestro aire, agua, tierras y el clima. No podemos permitir que gane esta agenda radical antiempleo y antienergía.

No es solamente una mala política pública, sino que también socava las posturas que mantienen los estadounidenses ante estos problemas. Al 83% de los estadounidenses les preocupa que las compañías de petróleo y gas obtengan grandes ganancias mientras que los consumidores enfrentan subidas en el precio de energía y un 77% encuentra preocupante que el Proyecto 2025 propusiera un plan para eliminar el Servicio Meteorológico Nacional, según un reporte del Navigator Research. Es claro que en un momento en que el clima esta cambiando significativamente, los verdaderos radicales e irresponsables sobre el clima son Trump y los republicanos que lo siguen.

Ambos sabemos de primera instancia, lo importante y difícil que puede ser la transición energética. También sabemos que no la podemos hacer sin líderes, como Harris, quien prioriza el bienestar de nuestras comunidades y el país para futuras generaciones. Sin duda, todavía queda mucho trabajo por hacer —IRA necesita tiempo de implementación para lograr su potencial completo y las comunidades a lo largo del país todavía necesitan modernizar su infraestructura. Necesitamos aprovechar el impulso que el clima ha tenido en los últimos cuatro años, en lugar de precipitarse con Trump. Para los votantes de Arizona y Florida que aspiran a respirar aire limpio y beber agua saludable —la elección es clara.

Yassamin Ansari es la candidata demócrata al Distrito 3 del Congreso en Arizona. Anteriormente se desempeñó como vicealcaldesa y concejal de la Ciudad de Phoenix, y comenzó su carrera trabajando en cuestiones climáticas en las Naciones Unidas.

Marcela Mulholland es oriunda del sur de Florida. Anteriormente trabajó en la Oficina de Demostraciones de Energía Limpia (OCED) del Departamento de Energía de EEUU, donde dirigió la participación de las partes interesadas para los centros regionales de captura directa de aire y los programas de almacenamiento de energía de larga duración.

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